Ayudar es ponerse incómodo
Si te lo piden: ¡ayuda! ¿Cómo? Involúcrate. Con generosidad.
Esto significa estar pendiente de la otra persona. Ser parte de su equipo por su bienestar. Construir juntas. Comprometerte, y ver desde su historia. Esta vez no se trata de ti. Y esto implica, incomodarte.
Jamás des por hecho, que lo que haces para ayudar, causa el efecto que quieres. Hazte presente, claro cuidando no poner en juego tus principios de vida.
Para ayudar, haz la pregunta mágica ¿cómo puedo hacer algo por ti? y escucha la respuesta.
Todos los días,
da seguimiento a cómo están los demás y con mayor razón si necesitan de ti y te invitaron a su vida.