Ahí donde la fe, los sentimientos,
la pasión y la entrega con que
cada quien la recorre, alimenta
el alma a otro nivel en la
búsqueda de significado.
Orar, comer, caminar, dormir y reflexionar acompañan cada parada.
Así se le conoce al Camino a Santiago de Compostela, peregrinos lo recorren con fe para limpiar su alma, hacer un cierre de ciclo, celebración o procesar la pérdida, un motivo espiritual, religioso, reencuentro consigo mismo, por deporte. Igual de coloridos los paisajes como los peregrinos.
Caminando, a caballo, en bici, en grupo o sin acompañantes, por el camino francés, portugués, inglés. En el tiempo que cada persona decide atravesar Europa entre Francia y España. El destino final es la tumba de Santiago el mayor, uno de los 12 apóstoles.
Lo que si, es que las personas que recorren la ruta, regresan renovados y con inspiración para seguir adelante.
La hospitalidad de cada parada y otros peregrinos, ayudan a mantener la atención en el destino final y la búsqueda personal.
Autores como Paulo Coehlo, han inspirado no sólo sus libros sino su estilo de vida en un reencuentro con lo espiritual al recorrer esta ruta.
Así que si sientes que tienes todo, pero te falta algo y no sabes qué es, ésta y acércarte a la naturaleza podría ser una manera de reencontrar el camino y propósito de vida.
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