¡Dilo sin miedo!

A veces, por las prisas de la rutina, inseguridades, decisiones o bloqueos, dejamos de decir lo que opinamos o el amor que sentimos por otros, dando por hecho que “ellos lo saben”. No decirlo, es trágico cuando ya no se tiene la oportunidad, y cuesta un poco de paz en tu vida, ya que el “hubiera” no existe, y en realidad nada te garantiza que en verdad “sepan”.

Decirlo y escucharlo nutre el alma, y conecta a las personas a un nivel espiritual, quitándote el peso de la indecisión.

Aprovecha hoy la oportunidad de honrar y decirles que los amas, o que lo que hicieron por ti fue importante y las razones. Si lo haces, predicas con el ejemplo que la vulnerabilidad con sensibilidad y cuidado, acerca a las personas, y contribuye a la paz interior y reafirmación de ambos. El tiempo es oro.